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Mostrando entradas de noviembre, 2011

La jaula

Afiche Ch.Q. Nació acompañada de su llanto estrepitoso. Apenas salió del vientre tomó su primera bocanada de aire sin dudar. Vino sana, completa, robusta, perfecta, lista para el mundo. Desnuda como todas las anteriores a ella, solo le hacía falta el pecho de su madre, nada más. Ahora crece bajo los preceptos de sus padres, es tierna como él y sustanciosa como ella; sabe saludar y decir "por favor", podría vencerte con una sonrisa o doblegar tu enojo con un gesto, podrías darle todo sin que te lo pida. Es dócil, intrépida, valiente, dotada, fornida, incansable, irresistible. Pero no va más allá. Vive en un nido hecho de metal y de laberintos sin salida. Le ponen límites disfrazados de consejos y le dan juguetes terrenales para que no intente volar. Vive en una jaula, volando a medias, fingiendo caídas en el colchoncito de seda, sin lastimarse. Sus padres le mantienen esa promesa que se prolonga hasta la "mayoría de edad"; está atada a las emociones de ell

¡Ya sé por qué estás así!

Sin despertar del todo se levanta angustiada por la sensación de vacío. Cada mañana es así. Su mente está en torpe vigilia y su cuerpo adolorido por alguna razón que ella no entiende. Pero no hay tiempo para eso, hay que llegar al trabajo y lidiar con las preocupaciones, aunque por unos instantes, mientras va en camino, se pregunta en silencio ¿Por qué estaré así? Pero la respuesta siempre es otra. Ante la presencia de la inesperada tragedia, emerge desde el laberinto de sus pensamientos una debilitada pero conocida voz que, ya casi sin aliento, le dice: ¡Ya sé por qué estás así!... ¡Ya sé por qué te duele la cabeza! Porque tus pensamientos imaginan preocupaciones que ni siquiera te pertenecen. ¡Ya sé por qué te duele el cuello! Porque no quieres voltear para resumir las cuentas y ver tu verdad. ¡Ya sé por qué te duele la espalda! Porque prefieres la certeza de tu desbalance a la aventurilla de estar en equilibrio. ¡Ya sé por qué te duele la rodilla! Porque quieres cargar con t