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Mostrando entradas de agosto, 2012

Señales

Ay la vida, ay mi vida... ¿Causa y efecto? Perdonen, pero no creo en ese desperfecto. ¿Destino? Con su permiso, pero eso para mí no tiene tino. ¿Incertidumbre? no pe, ¿acaso la vida no tiene lumbre? Ya, seguro piensas que vamos a la deriva, sorry pero eso con nada rima. Ya la vi, monos benditos somos, a diario recibimos señales del universo, todo para que nuestra vida no se ponga de reverso. Otra cosa es que leer no sabemos, por eso los dioses analfabetos han de vernos. Otra cosa también es que no obedecemos, por eso luego con traguito y cervecita anochecemos. Ya pues, hay que ver la Voluntad Divina que viene con propina, sí, aquella fortuna de vivir en la cima sin riña ni maña alguna. Ya pues, obedece, no seas terco ante la luz que enceguece, porque el cáncer mata y la enfermedad adormece. En conclusión: entre Voluntad divina y decisión humana, así caminamos en esta vida mundana.

Encuentro en el parque de la inocencia

Sin mayor preámbulo que una sonrisa se acercó bella, radiante, exquisita; no decía palabra alguna, las balbuceaba, como aquellas personas que al nacer extravían su inteligencia deliberadamente. Tan alta, tan bonita, una señorita hermosa y desconocida de pronto me sonreía con la simpleza de sus intenciones. De inmediato pregunté al de arriba ¿Qué gracia he alcanzado para tal dicha? La respuesta también vino de inmediato, porque la inocencia llama a la inocencia; no hay regla de reverso en los imanes hechos con la Gracia Divina. Así fue y así lo entendí cuando la bella ternura hecha señorita con gran esfuerzo pero llena de gracia se dirigió a mi hijita y le dijo: “¿Bebé, bebé? Agugú bebé”. Ella, con la inteligencia truncada, y mi bebé, con la inteligencia en ciernes, de inmediato congeniaron... eran Sol y Luna, Tierra y Agua, Aire y Fuego, Amor y Ternura. Entonces comprendí que no hay regla, no hay edad, no hay razonamiento, no hay palabra, no hay matemáticas ni fractales, no hay uni