Guardar el sábado o el domingo, una vieja discusión de dos corrientes del cristianismo que no avisora final, ya que, de vez en cuando, a una de las ramas le gusta cernir la misma harina, no sé si para afianzar su posición o para replicarle a la otra su error. Yo quiero deslindar al respecto. No utilizaré argumentos teológicos ni bíblicos, sino los que conozco y he vivido. Mi padre es Pastor de la iglesia Adventista del Séptimo día. Conoció a mi madre en el internado del Colegio Unión de Ñaña, en Lima, Perú. Seguí y aún sigo los pasos de mi padre. Me bauticé a los 13 años. Estudié en el internado de Ñaña una parte de mi secundaria. Fueron días reconfortantes. Los viernes por la tarde empezaban los rituales del sábado. Los sábados eran días dedicados al culto y al estudio de la Biblia. Sentía algo difícil de explicar, una mezcla de tranquilidad, devoción, contemplación, reflexión, canto y quietud. Terminaba el día con los espléndidos juegos sociales y el Club de Conquistadores. Cómo me
Algunas reflexiones que preceden a mi andar