"Todo cuanto hay es puro o sirve para purificar" |
Todo cuanto hay, por su naturaleza, es puro o sirve para purificar. Las cosas son tal cual en su forma primigenia, en su esencia; sin embargo, cuando el camino elegido se vuelve intransitable y pesa la conciencia, nuestra pureza pierde vitalidad y nos encogemos. Cuando nuestra luz desacelera al no llegar a los demás y se vuelve tenue al no inspirarlos, entonces es tiempo de recomponerse.
Aunque a veces no lo percibamos, ese camino electo también presenta ofrendas luminarias que pueden restablecer la pureza desgastada. Si por un momento pensamos nuestros pasos y miramos alrededor como buscando algo que ya hemos visto, entonces presenciaremos con claridad aquellos dones de pureza intacta. Si nos detenemos a observarlos e imaginamos que ingresan a nuestro ser con la precisión del rompecabezas que siempre faltó, entonces habremos encontrado la sagrada ubicuidad y la magia de la sanación.
Hay quienes, por su constancia y aceptación, tienen la virtud de reconocer esos dones de pureza intacta para vitalizar la fuente de su poder y regresar a su forma primigenia, pero tuvieron que aprender la técnica, que no es otra que la inspiración reglamentada, y encontrar la paciencia y la obsecuencia, que unidas no son sino el tiempo extendido en actitud de reverencia.
Ya sentados y perceptivos, es decir en meditación, solo nos queda desarrollar la técnica para extender nuestra pureza, intacta otra vez, hacia los demás.
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