Ayer visité al abuelo. Por fin tomé valor
para decirle un par de cosas que atrasaron la sonrisa de la infancia... Ya
frente a él no me reconoció para nada ¡Más al contrario me coqueteó creyendo
que era una señorita!.. Grande Abuelito, no hay necesidad de aclarar nada, ya
todo está olvidado por ambos. Más todavía, te envidio viejo, porque vives el
presente como ninguno y lo haces con la alegría de antaño, como ninguno. ¡Has
retornado a la inocencia y me devuelves la sonrisa con creces!
Recarga en la Catedral del Cusco A Juan Víctor Núñez del Prado Béjar Frente a frente, estamos. Tú me miras desde arriba, ni tan arriba, ni tan abajo, lo justo para decirme con tu mocha que me quieres, lo justo para que me corrijas. Yo aquí, parado, abajo, en estas bancas donadas, levanto la mirada, levemente. Te miro y lloro Tayta de los Temblores. Tantos años, tantos tiempos y no termino de descifrarte; siempre hay detalles, siempre revelas pensamientos en mí. Pero hoy no, no quiero decir quién eres. Tu mirada me lo impide. ¡Perdóname! ¡Dame fuerza! Yo soy tú, somos uno, pero tú sigues allí arriba y yo, aquí abajo. Es nuestra dualidad. Recorro esta Catedral, despacio, en silencio, cauto. No río ni lloro, solo estoy . El pasado no me sobrecoge. La altura no me atormenta. La oscuridad no me llama. Los claroscuros, me definen. Escucho el coro y mi respuesta es contundente: “en mi barca no hay oro ni espadas, tan solo redes y mi trabajo”. En cada pintura, que me recuerda a mis anteriore
Comentarios
Publicar un comentario