Mucho después del primer coqueteo, incluso
mucho después del primer beso santificado en aquella montaña, decidimos unirnos
en ley y norma tratando de sellar lo que ya estaba escrito. Dijeron que era muy
pronto, que tu vientre crecía sin esperma efervescente y óvulos sin macerar,
que el fruto hecho en la escuela del amor debía nacer en un hogar con título
universitario.
Los incrédulos nos dieron muchas lecciones
disfrazadas de afectos y aún así empujamos el cochecito. Nada nos detuvo
¿recuerdas?, no había miedo solo simples reglas: un grito equivalía a mil
disculpas, una cara enojada a dos muecas y una apuesta perdida a tres mordidas
debajo de la espalda.
Dijeron que después de un tiempo la costumbre
entraría en silencio para hacernos compañía, pero no dijeron que el verdadero
amor espanta todo aquello que finge ser cierto y que la única cadena que nos
ata es la libertad. Ahora mismo reinita, cuando tengo la piel impregnada a la
tuya, te siento madre, esposa y compañera. Y disculpando a los presentes, ahora
mismo eres el destino de todo mi amor.
Preciosa historia de amor, quiero seguir Yantantin 2 y las demas, para comprender mas si estas hablando del amor hacia una persona en especial, hacia la vida, hacia la naturaleza, o hacia la verdad, todas ellas, llevan el amor como sentimiento indispensable.
ResponderEliminarBendiciones Donaldo
Hermanito DAGORA, en esta ocasión hablo del amor compartido con esa persona especial, la compañera, amiga y madre de mis hijitas.
EliminarAbrazos y bendiciones para Ud. también!