Hay dos tipos de miedo en aquellas personas que intentan imbuirse en los caminos de la Madresita Ayahuasca. Uno es el miedo previo de quienes no han probado la plantita, el que combustiona por el prejuicio y la ignorancia. Otro es el miedo de quienes, ya en la brega ayahuasquera, han visto y escuchado sin respaldo ni anestesia la desnuda verdad de sí mismos y de sus actos. Entonces uno es el miedo en pañales y el otro es el miedo orgánico, el cardinal. El uno presenta una escala en desuso por su insignificancia y el otro aún no encuentra el término adecuado para nominarlo como tal. Así pues, en los caminos de la Ayahuasca, si empiezas con miedo terminarás con miedo elevado al cuadrado, casi lidiando con el pánico. Entonces emerge una solución obvia: hay que superar el miedo sin el desdén del sabelotodo y con la técnica del eterno aprendiz. Pero no estoy de acuerdo por ser una solución improcedente, ya que, como todo lo que vino con la Gran Creación, el miedo es parte de nosotros y solo podemos asumir su muerte por arrogancia. En este punto advierto otra salida: poner al nivel del miedo su contraparte, el coraje, pero ante todo debemos elevar a la enésima potencia la Fe. Sin Fe, la cuesta que lleva al milagro de la Suprema Conciencia sería un martirio o un sacrificio, pero con Fe es una serie de peldaños que se conquistan con entusiasmo predicador.
No importa el motivo ahora, pero hay días que amanecen oscuros. Son esos días malnacidos en que nos metemos de lleno al hoyo de nuestros vicios e imprudencias. Días negros, malditos. Están cargados de rabia, odio, frustración, decepción y cólera. Estos sentimientos hacen de la oscuridad un lugar acogedor desde donde disparamos los dardos envenenados más certeros para desmenuzar lo que hemos construido o lo que tanto nos costó amar. Nos convertimos en esa parte del universo, la que absorbe todo a su paso, incluyendo la luz de las estrellas y los pedacitos estelares de pan, somos agujeros negros en plena y orgullosa acción. ¡Así se van al carajo "esos días maravillosos" y se acabaron las "palabras de amor" para todos! Sí pues, esas caídas en el hoyo de nuestras negras emociones son constantes en nosotros los seres ordinarios. Sí pues, la furia, la rabia y todo aquello es parte de nuestra vida y así será siempre, hasta que aprendamos a manejarlas. Pero hasta ...
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