No represento país, nación,
lugar, etnia, color, género ni apellido, soy lo que soy sin etiquetas ni
valores, sin nombre ni raza ni pueblo ni sangre ni ejército, soy simplemente
hijo del Universo y padre de mi propio cuerpo-Universo, con forma y fondo, con
esencia y presencia. Me siento unido a los demás por algo que anda y determina,
que es tan común como la respiración y la conciencia, porque todos somos uno y
al mismo tiempo esencia.
No importa el motivo ahora, pero hay días que amanecen oscuros. Son esos días malnacidos en que nos metemos de lleno al hoyo de nuestros vicios e imprudencias. Días negros, malditos. Están cargados de rabia, odio, frustración, decepción y cólera. Estos sentimientos hacen de la oscuridad un lugar acogedor desde donde disparamos los dardos envenenados más certeros para desmenuzar lo que hemos construido o lo que tanto nos costó amar. Nos convertimos en esa parte del universo, la que absorbe todo a su paso, incluyendo la luz de las estrellas y los pedacitos estelares de pan, somos agujeros negros en plena y orgullosa acción. ¡Así se van al carajo "esos días maravillosos" y se acabaron las "palabras de amor" para todos! Sí pues, esas caídas en el hoyo de nuestras negras emociones son constantes en nosotros los seres ordinarios. Sí pues, la furia, la rabia y todo aquello es parte de nuestra vida y así será siempre, hasta que aprendamos a manejarlas. Pero hasta
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