Una pareja muy linda de mariposas, llena de ternura y sinceridad, tuvo muchos hijitos e hijitas. Como todos sabemos, las mariposas, antes de volar, son gusanitos largos y puntiagudos que suben por las ramitas para buscar las hojas más verdes y tiernas. Como también sabemos, poco a poco, a medida que los gusanitos crecen y se alimentan, se convierten en lindas mariposas que vuelan de una flor a otra, comiendo el dulce néctar y revoloteando sus alitas para dar alegría al sol. Pero antes de convertirse en mariposas, las larvitas tenían que hacer algo especial. Antes tenían que acercarse a sus papitos y escuchar sus consejos, y de acuerdo a la reacción de sus hijas e hijos, los padres escogían el color de las alas de las futuras maripositas. De esta forma, uno a uno, los gusanitos se acercaban a sus padres, y después de escuchar sus consejos, salían volando como maripositas. Llegó el turno de Marita, la última larvita. Se inclinó ante sus padres con mucha reverencia y les di
Algunas reflexiones que preceden a mi andar