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Proceso terapéutico durante un Retiro con Ayahuasca

Animarse a tomar Ayahuasca en un Retiro Espiritual no debe ser una decisión ligera. Hay que asumir un conjunto de actitudes y comportamientos con la finalidad de fortalecer la práctica, es decir, el proceso de sanación.

En el Centro Wanamey la práctica tiene sus reglas. La persona debe aceptar que todas las recomendaciones que brinden el chamán o sus asistentes son para encauzar sus pensamientos y emociones hacia el encuentro con la Madre, la Maestra y la Doctora Ayahuasca. Debe dejar a un lado la desconfianza, el desgano y las decisiones unipersonales. Debe confiar en el chamán, debe hacer las cosas con voluntad y debe consultar antes de hacer lo que cree. El chamán ofrecerá las directivas con respeto y seriedad, sin contemplaciones ni amabilidades, porque así debe ser. 

Bajo estos preceptos, se da inicio a la práctica en sí misma. El primer día, luego de instalarse en la Casa de Retiro, la persona debe guardar reposo. Por lo general el largo viaje o la sensación de estar en un lugar desconocido provocan en el cuerpo cansancio y ansiedad. Se debe guardar cama, cada uno en silencio. La alimentación debe ser ligera: en el almuerzo una crema de verduras y panes, infusiones de manzanilla, hierbabuena, toronjil o menta. Para la cena un par de plátanos y más infusiones. No es momento de conocerse y conversar, se guarda silencio introspectivo. A descansar toda la noche.

Al día siguiente, luego del amanecer, se hace una visita al cercano lago de Urcos. Se camina por los alrededores por el lapso de una hora. Es un ejercicio de paciencia, constancia y obediencia, ya que el paso debe ser lento, muy lento, tratando de domar el pensamiento, que debe ir al mismo ritmo. El cuerpo firme, con la cabeza abajo, mirando al suelo. Los brazos rectos o hacia atrás. Luego hay que entrar al lago, hay que sumergirse suavemente, en silencio, limpiando el cuerpo con el agua fría. Luego de ponerse la ropa, se regresa a la Casa de Retiro al mismo ritmo en que salimos de ella. 

Al llegar se toma una purga, una mezcla de aceites laxantes. El cuerpo se depura, se limpia. El estómago fresco y el hígado renovado. Se tiene una sensación de cansancio y a veces dolores musculares. Más infusiones y algo de plátano. A descansar todo el día. Hay un frondoso y apacible jardín en el lugar, así que a veces se aprovecha el tiempo para contemplarlo, para meditar, para auto diagnosticarse. En el momento pertinente, el chamán visita a la persona para soplarle rapé en sus fosas nasales. Es una limpia, un encuentro con el Tabaco, el Viejo Sabio. Quédese tranquilo, respire y siga descansando. El almuerzo es ligero, una sopa y algunos panes. Más infusiones. Otra vez a descansar. 

Algunos sienten malestares, como dolor de estómago, gripe o escalofríos. Se sienten incapaces de continuar, tienen hambre y la paciencia languidece. Toman el camino fácil, refugiarse en sus medicinas o en su autosuficiencia posmoderna. Quieren salir. Son libres de hacerlo. Los que se quedan se refugian en su fe y en su determinación. Eventualmente llega la hora en que te conoces realmente. 

Se descansa toda la tarde, hasta anochecer. En una hora determinada empieza la sesión con Ayahuasca. El chamán comparte el brebaje y la persona acepta la voluntad de la Madre Ayahuasca y sus cuidados. El primer indicio es una sensación de vómito o el adormecimiento del cuerpo. Luego vienen las visiones, las revelaciones, y después los pensamientos sublimes, las enseñanzas. La conciencia despierta, está atenta a las palabras de la Maestra. El cuerpo se rinde a los cuidados de la Doctora. Las emociones pueden parecer fuertes y las sensaciones desagradables. El estómago se va a la boca y los intestinos gruesos reflectan. Mareos y sensación de inestabilidad, pero conciencia despierta y absorta en las enseñanzas. Tranquilo, tranquila, respire, enfóquese, sigua el canto del chamán, sus oraciones, su verbo, su corazón, su soplo vital. Respire, tranquilo, tranquila, respire. Va a pasar, va a pasar. 

Pero algunos resisten a la Planta o Ella ve por conveniente que no es momento de actuar. No hay sensaciones, no hay mareos. En otra oportunidad será. Sin embargo, la enseñanza queda si se sabe aprovechar. 

Pasa la noche y la Plantita te mantiene despierto o dormitando. Hay que salir de eso. El agua fría de la ducha o del lago es la antítesis. Es hora de conversar sobre la experiencia. El chamán ofrece sus directivas. Hay que considerarlas, aunque ese momento no las entiendas o las tengas por insustanciales. 

Al tercer día un desayuno reparador: crema de habas, panes y frutas. Más infusiones. A descansar o a contemplar el jardín, hay que procesar la vivencia. El almuerzo es ligero, como el día anterior. El ritmo de las purgas y limpias continúa. En la noche otra sesión con Ayahuasca. Otra experiencia, otro aprendizaje, una escalera más en el espiral infinito del crecimiento espiritual. Cada uno vive lo suyo, en el momento que le corresponde. 

El cuarto día se desayuna temprano. El chamán ofrece las últimas recomendaciones cara a cara. Es hora de partir de la Casa de Retiro. Hay tareas pendientes, cada uno las asumirá con responsabilidad poco a poco, de acuerdo a su valentía, a su firmeza y a su voluntad. Eso es todo.

Esperamos haberle servido de todo corazón.

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