"¿Qué estás pensando, Donaldo?" Me pregunta Facebook. ¡Qué te importa! --me dan ganas de decirle--. Pero si insistes, te lo diré: eres un papel en blanco para el terrorista de la letra. Eres un hipócrita, porque incitas a que los pensamientos salgan sin filtro y luego impones tus "reglas comunitarias". Nos tratas como cavernícolas, escribiendo lo que pensamos sin la más mínima consideración (en vez de teclado tenemos macana). Tu negocio es la desidia del pensamiento, el chisme azuzador y la grosería abreviada ("crjo, mda, ctm"). Tu publicidad explota cuando hay guerra, violencia y protesta, como en el Perú. Mientras tú facturas, nosotros nos sacamos los ojos, y los sesos, y las vísceras. Tu negocio invoca a la muerte ("que se muera, metan bala, asesina"). Yo no quiero tu like ni el de nadies, yo solo quiero un abrazo, digo, quiero darle un abrazo a la señora D y a Otárola, y decirles, face to face, con lágrimas, que paren, que ya está, que es suficiente.
No lo busquemos en la Municipalidad, porque sería una marioneta. No lo busquemos en el Inti Raymi, porque sería un divo arrogante. No lo busquemos en el teatro, porque sería un wachu actor. No lo busquemos en las panacas ni en los ayllus reales, porque sería inalcanzable, exclusivo. No lo busquemos en la piedra de los 12 ángulos, porque sería un mercachifle. ¿Dónde, entonces? (¡Hipólito, Umut'u, dónde estás!) Mientras tanto y, sin embargo, yo he visto a un Inka, a un Sapan Inka, molesto, hastiado, indignado, iracundo, agarrando una barreta que no es de oro, sino de cobre robado y punta hiriente. Lo he visto picando, fuera de sí, una piedra que solo vale por sus ángulos. Lo he visto, eufórico, rescribiendo esa piedra turistiquera (como Jesusito, con látigo en mano, en la casa de su padre). Lo he visto, airado, perdido, ido... tratando de destruir lo que ha construido. Sí, yo he visto a un Inka, a un Sapan Inka, a uno de verdacito, a uno que es del pueblo, aunqu...

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