Nacimos de
su vientre cultivado por tu esperma en los principios del tiempo, así fue que
te hicimos padre y así es hoy que somos tus hijos. Desde entonces con gran
devoción te aclamamos Tayta Inti, y aunque ello no determine recibimos tu luz a
diario, incluso con gran bondad imprimes tu gracia en los niños tal como la
primera luz del amanecer.
Tayta Inti, eres
lo que eres cuando tus brazos llegan a esta tierra, eres lo que eres allá en tu
esencia, en tu núcleo. Ilusos fuimos, ilusos fuimos al acuñar en tu nombre
nuestros privilegios y conquistar lo ajeno. Ilusos fuimos al derramar la sangre
de otros para adorarte con el corazón ambicioso. Perdónanos Padre porque ya
hemos pagado el precio, ya hicieron con nosotros lo que a otros hicimos... Ya
no queremos consolarnos cantando nuestras glorias en estas piedras derruidas.
Ahora que
cultivamos la tierra y amasamos el cemento, nos damos cuenta otra vez que eres
lo que eres cuando tus brazos alcanzan esta tierra: calientas el útero de la
Madre, transformas el agua en aliento, trasluces la sabia de las plantas e
inspiras melodías a las aves; eres luz y calor, eres vida, eso eres cuando tus
brazos alcanzan esta tierra. Tayta Inti, ya es hora, ya es hora de darnos
cuenta que eso nomás eres, y eso nomás queremos, ¡eso nomás queremos para compartir
a los demás!
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